Este jueves amaneció con una triste noticia para el mundo del periodismo: Álamo Pérez-Luna, reconocido comunicador peruano, falleció a los 61 años. Sus restos vienen siendo velados en el Hospital Edgardo Rebagliati, donde pasó sus últimos días tras una larga lucha contra el cáncer.
Con una carrera marcada por su estilo frontal y sin concesiones, Pérez-Luna dejó huella en la televisión peruana, especialmente durante las décadas de los 90 y 2000. Su forma de decir las cosas, directa y sin adornos, le ganó tanto admiradores como detractores, pero nunca pasó desapercibido.
En mayo de 2024, el propio periodista reveló en su cuenta de Twitter que le habían diagnosticado un tumor maligno en el riñón, el cual fue extirpado tras una prolongada hospitalización. Agradeció públicamente al personal médico del Rebagliati y compartió que estaría en reposo absoluto por varias semanas. Aunque parecía estar recuperándose, su estado de salud se habría deteriorado en las últimas semanas, según allegados.
La noticia de su fallecimiento fue confirmada a través de redes sociales por colegas, amigos y medios de comunicación, quienes destacaron su legado y enviaron mensajes de solidaridad a su familia. Hasta el momento, no se han revelado detalles específicos sobre las causas de su muerte, aunque todo apunta a complicaciones relacionadas con su enfermedad.
Un referente de la televisión peruana
Álamo Pérez-Luna fue mucho más que un rostro en pantalla. Participó activamente en programas de análisis político, periodismo de espectáculos y también ocupó cargos en áreas de comunicaciones de entidades estatales. Su versatilidad y espíritu crítico lo convirtieron en una figura clave en la historia de la televisión nacional.
Quienes trabajaron con él lo recuerdan como un periodista comprometido con la verdad, incómodo para muchos, pero siempre coherente con su estilo. Su ausencia marca el fin de una etapa en el periodismo peruano, especialmente en una época donde las voces críticas escasean.